jueves, 29 de abril de 2010


Más vale que no tengas que elegir entre el olvido y la memoria, entre la nieve y el sudor. Será mejor que aprendas a vivir sobre la línea divisoria que va del tendio a la pasión. No dejes que te impidan galopar ni los ladridos de lo perros ni la quijada de Caín. Que no te dé el insomnio por cantar las gaviotas del desierto, las amapolas de París. Te engañas si me quieres confundir esta canción desesperada no tiene orgullo ni moral se trata sólo de poder dormir sin discutir con la almohada dónde está el bien, dónde está el mal. La guerra que se acerca estallará mañana lunes por la tarde y tú en el cine sin saber quién es el malo mientras la ciudad se llana de árboles que arden y el cielo aprende a envejecer. Y sal de ahí a defender el pan y la alegría. Y sal de ahí para que sepan que esta boca es mía.