martes, 1 de junio de 2010

Nunca vio la luz, no sintió el calor, no sufrió el dolor, no vivió el morir. 
Muy grande la cruz muy chico el honor enana actitud de vivir mejor. 
Si encontrás algo más fino que el filo de tu silencio sólo entonces te amaré. 
Rebuscada tu respuesta tanto como tu cabeza tenía que ser mujer. 
Yo sólo quería unos mimos un suspiro de tu ombligo una sopa con sabor. 
Eras un rompecabezas disfrazado de princesa eras puro rocanrol. 
Ya había encallado mi barco en medio de tu pollera nunca fui buen capitán. 
Aunque a veces digo basta en las noches de subasta me la juego hasta ganar. 
Como toda señorita eras bien histeriquita eras una ola en el mar; 
siempre cinco para el peso siempre abrazo, nunca un beso, y ahora ni torta ni pan. 
Ni este amor que nunca vio la luz... sólo me quedan recuerdos de ese sueño 
momentáneo viejos tiempos de adicción. 
A planteos poco cuerdos al placer del desengaño a la dulce confusión.