martes, 18 de enero de 2011

Solemos tenerle miedo a la felicidad porque sabemos que llega y no justamente para quedarse mucho tiempo. La felicidad es fugaz, es un rayo que se va tan rápido como ha llegado. Por eso cuando llega, debemos aprovecharla al máximo, cuidarla, disfrutarla, aferrarnos a ella y tratar de no dejarla ir.